México en llamas
Con las instituciones ambientales debilitadas, el país es azotado por los incendios forestales.
Artículo escrito por: Saul Vega De Ita
A lo largo de las últimas semanas, hemos visto a través de las noticias y las redes sociales múltiples reportes de incendios forestales en distintas latitudes del país. A pesar de que el fuego es un fenómeno natural e importante para distintos ecosistemas, la evidencia sugiere que la crisis climática los está exacerbando. Según un reporte del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, a medida que la temperatura sigue subiendo, las sequías se agravan, la deforestación continúa, los incendios forestales se harán peores y alcanzarán a áreas que previamente no habían sido afectadas; con un aumento previsto del 30% para el año 2050. Hasta el 4 de abril, este año se han presentado 1,699 incendios forestales en 26 entidades federativas, afectando 68,539 hectáreas, de las cuales el 57.6% se concentran tan sólo en el último mes del registro.
Desde la lógica estatal, lo más sensato sería que se fortalecieran las instituciones ambientales para hacer frente a la creciente crisis. Sin embargo, lo que hemos visto en México durante este sexenio ha sido el abandono y el claro debilitamiento al sector ambiental, muchas veces a través del presupuesto.
Si bien es cierto que hasta la actualidad hay un problema grave de corrupción y derroche de recursos en las dependencias gubernamentales, esto no significa que deba ahorcarse a las instituciones a través del presupuesto. De hecho, pienso que reducir los recursos asignados sin combatir la corrupción ni disminuir la brecha salarial y los privilegios de los altos mandos, únicamente dificulta la operatividad de las instituciones. Debe ser una poda bien realizada, no una destrucción de lo que ha tardado tanto en crecer.
Las instituciones
En ese sentido, diferentes órganos desconcentrados y descentralizados de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) han sido afectados por los recortes presupuestales, o han tenido incrementos muy pequeños. La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), que es la principal autoridad encargada de la política sobre incendios forestales, y que participa directamente en su combate, ha sufrido una reducción del 65% en los últimos 10 años.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, encargada de cuidar todas las Áreas Naturales Protegidas (ANP) a nivel federal –incluyendo la atención a incendios dentro de éstas– ha tenido una disminución presupuestal del 40.8% en este sexenio, pasando de tener 26.5 pesos por hectárea a 10.7 pesos por hectárea; pues han aumentado las ANPs decretadas sin que esto se vea reflejado en los recursos asignados.
La CONAFOR estima que el 68% de los incendios forestales son intencionales, por actividades agrícolas o por actividades pecuarias que, con la vegetación seca gracias a la sequía, pueden llegar a tener consecuencias catastróficas. La quema fuera de la norma y la provocación de incendios forestales son perseguibles por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, pero ésta se enfrenta a grandes retos por falta de personal y recursos. En este último año la dependencia tuvo un ligero aumento presupuestal del 2.9%, pero sigue por niveles más bajos a los del 2018.
Mucho se podrá decir respecto a la “austeridad republicana”, pero la verdad no es para todas las instituciones, pues ha habido otras que sí han tenido aumentos, como el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, que se beneficiaron con un crecimiento de 8.6 veces el presupuesto del 2018 al 2024, llegando a acaparar el 20% de la inversión total del gobierno. Como si fuese un mal chiste, más de la mitad del presupuesto de 2024 para cambio climático se le otorgó al Ejército para la construcción del mal llamado Tren Maya, un proyecto ecocida que ha arrasado con la selva, las aguas subterráneas de la península de Yucatán, y terminará afectando gravemente a las comunidades y los ecosistemas gracias al turismo de masas.
Por otro lado, la internacionalmente premiada Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (CONABIO), cuenta con el Sistema de Alerta Temprana de Incendios Forestales, pero actualmente se encuentra al borde de su desaparición, pues se ha publicado un anteproyecto de decreto en el que la aún ahora comisión intersecretarial se degradaría a ser una dirección general de SEMARNAT “sin autonomía de gestión y presupuesto propio”; según ha reportado el periodista ambiental Ernesto Méndez. El proceso de consulta pública sigue abierto en la plataforma de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, y cualquier persona puede dejar sus comentarios al respecto.
¿Qué podemos hacer?
Cómo muchas otras personas, pienso que en estos tiempos electorales, es buen momento para exigir a las y los candidatos a la presidencia estar a la altura ante la grave y profunda crisis ambiental. Pero: ¿Cómo podríamos confiar en sus palabras si una y otra vez nos han fallado? ¿Cuánto tiempo más habremos de apelar al Estado, si en cada emergencia ambiental queda clara su indiferencia?
No podría recomendar que las personas que no estamos capacitadas para combatir incendios participemos en ello, pues podríamos poner en riesgo nuestra integridad y la de toda la cuadrilla, distrayéndola de su importante acción. En cambio, apoyar a los grupos capacitados con los materiales específicos que soliciten, e incluso con fondos, me parece la mejor opción. Eso sí, si llegas a ver un incendio forestal que no está siendo atendido, puedes reportarlo al 911 o directamente a CONAFOR al 800 737 0000.