Fracturas en la Gobernanza Global
Desde su creación, las Naciones Unidas han privilegiado políticamente a unos pocos.
Artículo escrito por: Ana Luz Sánchez
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el comité encargado de preservar la paz y la seguridad a nivel internacional. Este órgano se compone de 15 miembros, cada uno con un voto. Dentro de una perspectiva utópica de la cooperación internacional, todos los miembros del Consejo deberían tener el mismo poder. Sin embargo, el derecho de veto que poseen los cinco miembros permanentes del órgano puede dificultar el proceso de preservar la paz y seguridad internacional; lo cual, puede desembocar en de los derechos humanos.
China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos tienen un derecho de veto dentro de las decisiones que se toman dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esto significa que tienen la facultad de oponerse a una resolución, con lo cual ésta no se puede adoptar. Dentro de las resoluciones del Consejo de Seguridad que se rechazaron desde el 7 de octubre de 2023, cuando resurgió el conflicto entre Israel y Palestina, Estados Unidos utilizó tres veces su derecho de veto a las resoluciones. Por otro lado, Rusia y China lo utilizaron en una ocasión.
¿Comunidad?
Este es solo un ejemplo que ilustra cómo los intereses nacionales pueden prevalecer sobre los objetivos de la gobernanza global, lo que puede resultar en transgresiones de los derechos humanos y en la dificultad para abordar problemas globales de manera efectiva. La necesidad de equilibrar los intereses individuales con el bien común es un desafío central en la gobernanza global, especialmente en un contexto donde la cooperación internacional es fundamental para abordar problemas transnacionales.
La gobernanza global, en teoría, ofrece una plataforma para abordar problemas que afectan a toda la humanidad, independientemente de las fronteras nacionales. Entre los aspectos positivos de la gobernanza global se encuentra su capacidad para proporcionar foros internacionales donde los estados, a través de sus representantes, pueden discutir y cooperar en la resolución de problemas compartidos. La existencia de instituciones internacionales como la ONU, así como los organismos que integran su sistema, ha facilitado la colaboración en áreas como el medio ambiente, la salud pública y la seguridad internacional.
Además, promueve normas y estándares comunes que pueden proteger los derechos humanos y garantizar un trato justo para todos los miembros de la comunidad internacional. ¿Existe siquiera un sentido de comunidad en la comunidad internacional?
Comunidad global
Un sentido de comunidad proporciona una idea de pertenencia igualitaria y equitativa tanto para los conflictos a abordar tanto como para las partes que la conforman. En lugar de un esfuerzo unificado hacia el bien común, nos encontramos con una divergencia en las agendas nacionales que socavan cualquier intento de cooperación significativa.
Cuando los líderes mundiales no pueden ponerse de acuerdo en cuestiones cruciales que afectan a la seguridad y el bienestar de la humanidad, se debilita la legitimidad de las estructuras diseñadas para promover la paz y la justicia a nivel global. Esta pérdida de confianza puede llevar a un aumento del unilateralismo por parte de los Estados, lo que a su vez puede exacerbar las tensiones internacionales y dificultar aún más la cooperación multilateral en el futuro.
La gobernanza global desde sus inicios creó una desventaja para los países en vías de desarrollo quienes se tendrían que esforzar el doble por dejar de ser llamados así. Esta situación representa un obstáculo adicional en su lucha por alcanzar un estatus igualitario en la arena mundial. La desigualdad inherente a las estructuras de gobernanza global perpetúa una dinámica de dominación y subordinación que obstaculiza el progreso hacia un mundo más justo y equitativo.
El Consejo de Seguridad contra la realidad
En este sistema de gobernanza global la comunidad internacional tiene una jerarquía que produce una desigualdad sistémica en la voz y voto de sus miembros. Esta jerarquía refleja una realidad donde algunos estados tienen un poder desproporcionado sobre otros, lo que socava los principios de igualdad y justicia en los que se supone se basa la gobernanza global. Los países en desarrollo se enfrentan a una batalla cuesta arriba para superar esta desigualdad sistémica y lograr una voz significativa en las decisiones que afectan su futuro.
Mientras los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas discutían y ejercían su derecho de veto, las vidas en Palestina se desvanecen en un mar de injusticia y desesperación. Cada momento de indecisión y cada resolución bloqueada representan un suspiro más, una vida más perdida, y una comunidad más desgarrada por el conflicto y la violencia.
Mientras diplomáticos discuten en salones de conferencias, el mundo se enfrenta a una de las épocas de más desesperación. Desplazamientos forzados, violencia, violaciones a los derechos humanos, acceso a servicios básicos, y todo depende de un “a favor”, “en contra” o una abstención.